miércoles, 2 de octubre de 2013

VIDAS LEJANAS(trailer HD)- premiere pelicula boliviana


cine boliviano cosecha 2011 ha comenzado exactamente igual que el fatídico 2010: con una película mala sobre inmigración. La veintena de filmes del año pasado supuso un descenso a los infiernos, y lo que es peor, la confirmación del peor dato: el público boliviano ha dado la espalda a su cine. Para otra nota dejamos un dato ignorado: Pocholo y su marida ha llevado más gente al cine que Zona Sur. Y hubiese arrastrado más público si la piratería no inunda las calles a la segunda o tercera semana de exhibición de la “comedia” de Guery Sandóval en los cines.
Vidas lejanas de Okie Cárdenas cae en los mismos errores de la gran mayoría de obras del año pasado. Y uno más: los dizque directores y trabajadores del cine boliviano se vanaglorian de no ver cine boliviano (ni qué decir de cine latinoamericano, clásico o…). ¿Entonces, qué esperamos? Vidas lejanas es una versión adaptada de En busca del paraíso de Miguel Chávez y Paz Padilla. El guión apenas alcanza para un cortometraje, las actuaciones con actores “no profesionales” son deplorables, la dirección de actores no existe, los problemas técnicos (de doblaje, entre ellos) abundan, la vergüenza ajena campea (¿a santo de qué aparecen desnudos bajo la ducha de cierta protagonista?)… Es decir, más de lo mismo. Extrañamente (y lo digo porque no tiene nada que ver con la trama posterior) se salvan con cierta dignidad los primeros cinco minutos sobre la matanza minera en Siglo XX, hace más de 50 años. Luego, la victimización de la migración, el cine “porno miseria”, los arquetipos, los vacíos, la música de video clip intentado llenar lagunas…
En la premiere de Vidas lejanas en La Paz la sala no se llenó. Ni los habituales a los estrenos nacionales aparecieron. El cansancio, el hastío, la desilusión y la falta de confianza han calado hondo entre la cinefilia, los amantes del cine boliviano y el público en general. Uno acude por cierta perversión mezclada con sadomasoquismo y cierta obligación ética y profesional por reflejar lo nuestro pero el terrible daño que las producciones últimas del audiovisual boliviano está provocando a corto y medio plazo es incalculable e impredecible. ¿Me estaré volviendo un adicto al cine malo? ¿Serán algún día estas películas objeto de culto de algún colectivo de desequilibrados cinéfilos amantes del feísmo y el esperpento en un mundo bonito y perfecto? Dice Juan Cristóbal Rios Violand, guionista, que padecemos el “complejo Ed Wood”: hacemos películas horribles pero juramos que son maravillosas obras de arte.
¿Y cuando nos llegue, por milagro, una buena peli boliviana, cómo convenceremos a la gente que merece la pena? ¿O acabaremos siendo extras de películas de fuera donde veremos como nos ven y festejaremos si algún día llegamos al Oscar o al Goya?
Las taras del cine boliviano están por demás retratadas y diagnosticadas. Hasta el hartazgo, después de cada desilusión. Elige tu favorita: improvisación, nula capacidad de guionización, falta de rigor, actuaciones “teatrales”, humor simplista, diálogos insultantes, ignorancia a la hora de conocer las reglas de la narración cinematográfica, falta de oficio, facilismo digital, “moda” de hacer cine y creerse “cineasta”, mucha alfombra roja, carencia de políticas estatales, autismo de la empresa privada, cultura audiovisual cero, nula formación de públicos, maltrato en las multisalas, el tipo que habla por el celular a gritos, el olor y ruido de las pipocas…
Dicen algunos que lo único que se puede hacer es seguir haciendo cine (malo, bueno y regular) para mejorar. Para querernos un poco más. Para vernos a través de nuestra mirada y no la de otros. Y esperar a que los que saben nos regalen películas dignas de vez en cuando. Ojalá haya un par este año. Y dejamos atrás las roscas, las soberbias, las envidias, las serruchadas. Mientras tanto acá estaremos los escasos e incondicionales seguidores del cine boliviano que parecemos todos hinchas de The Strongest: cada temporada creemos que este año es el nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario